viernes, 27 de abril de 2018

Comer en León hace mil cincuenta años

Tengo atasco de lecturas.
He vuelto a comenzar varios libros a la vez y, claro, tengo atasco.

De lo más interesante que he leído es una famosa descripción de cómo era una ciudad española hace mil años (bueno, más bien hace 1050 años porque el libro es de 1965). Es muy interesante, y no sólo porque demuestra que se podía vivir no sólo antes de internet sino antes, mucho antes, de la bombona de butano y la leche condensada de tubo.

Por ejemplo, se enumeran los platos servidos en una comida: caldo de tocino, cecina de colas de castrón, ajo, pan, berza y hojas frescas de nabos; pierna de cordero y truchas del Porma o del Bernesga; lomos en adobo; guiso de ánade y de gallina; y de postre: higos, peras, manzanas, melones, miel, queso y ciertas confituras.

Vamos, lo que viene siendo una dieta equilibrada.

Le he dado un poco de misterio, pero cualquiera que sepa un poco del tema, sabe que el libro que he terminado es "Una ciudad de la España cristiana hace mil años" de Claudio Sánchez-Albornoz. Por cierto, que en la nota al pie que acompaña al menú dice: "Tal vez parezca al lector excesivo el número de platos. No hay textos para contrastar mi hipótesis; pero no conviene olvidar las costumbres de pueblos, como el marroquí, que emparentados con el nuestro viven aún en plena Edad Media, y en éstos las comidas con que se quiere honrar a un huésped ilustre constan de multitud de platos y casi todos fuertes."

La foto es de mi mano izquierda con un manojito de tomillo salsero fresco, ideal para aromatizar la pierna de cordero o para el guiso de ánade.

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